miércoles, 7 de diciembre de 2022

HISTORIAS DE CUSCO - Origen de la calle Concevidayoq

 MILAGRO EN LA CALLE DE LA MULA (CONCEVIDAYOQ)

En una de las calles céntricas del Cusco colonial, se ubicaba la casa de un español que respondía al nombre de Juan Ingunza y Cabrera, un hombre maduro y de buen corazón quien se había enamorado perdidamente de una mujer muy joven descendiente quechua y recién bautizada con el nombre de María Concepción, logró casarse con su amada e hicieron una vida juntos. Don Juan sentía tenerlo todo puesto que salud, dinero y amor nunca le faltó. La pareja vivía muy feliz en aquella casona llena de comodidades, pero con el pasar de los años la casa parecía triste, algo le faltaba, quizás un poco de ruido, quizás algo de alboroto, quizás los lloriqueos de un bebé.

Don Juan notaba su mayoría de edad, lamentablemente nunca había tenido hijos, su único consuelo era que su esposa era muy joven aún y en cualquier momento podía quedar embarazada, pero tristemente ese momento nunca llegaba. Los años seguían pasando y Maria Concepción sentía que su nombre era inadecuado, a pesar de ser muy joven le causaba frustración el hecho de no poder darle un hijo al esposo que siempre la trató bien. Su frustración crecía aún más cuando se dio cuenta que la gente la trataba de ‘mula’ por no poder tener hijos. La desesperada mujer buscaba modos de quedar fecunda y escuchó de una bebida denominada ‘Pasñacha Ájha’ (una mezcla de chicha, huevo y cerveza) y no había día en el que la pareja no tome tan singular bebida. Asi mismo decía la gente que consumir cerveza de malta o también miel de abeja podía ayudar a las mujeres a quedar embarazadas, y es por eso que la miel y cerveza negra nunca faltaron en la casa de la Familia Ingunza, pero el heredero nunca llegaba. Maria Concepción se sentía muy triste ya que finalmente había llegado a la edad de 40 años y nunca pudo engendrar, por su parte Don Juan ya bordeaba los 60años y veía nulas las posibilidades de ser papá.

A pesar de las circunstancias la pareja nunca perdió la Fé en Dios y siempre actuaron con benevolencia. Era el mes de diciembre e irónicamente Maria Concepción cumplía años el octavo día del último mes del año y una lluvia intensa caía sobre la ciudad imperial, ruidos extraños se escuchaban en el portón principal de la Casa de la Familia Ingunza y Cabrera, por momentos parecía el relinche de un caballo, y por momentos parecía el rebuzno de un burro, hasta que finalmente vieron entrar en la casa a una mula que llevaba una caja en el lomo, todos tenían miedo de acercarse al animal y fue precisamente María Concepción quien sin miedo alguno se acercó a la mula y pudo bajar la caja que traía encima, al abrir dicha caja todos quedaron maravillados puesto que en ella había una hermosa imagen que representaba a la Virgen Inmaculada Concepción, Don Juan y María se sintieron bendecidos y decidieron colocar la imagen de la Virgen sobre el portón de su casa para que todos los que pasaran por ahí la pudieran ver. Nueve meses después de tan curioso acontecimiento María Concepción estaría entrando en labores de parto y dio a luz a un hermoso bebé que llenó de gran alegría la Casona que antes se veía triste, una casona en cuya puerta principal había la imagen de la Virgen de la Concepción y por la cual hasta el día de hoy los cusqueños conocemos a la calle donde se ubica esta casona como “CONCEVIDAYOQ”.


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